29 diciembre 2011

2012

Salinas de Bolívar, Ecuador


Mirando lo ocurrido estos meses, veo que cada aleteo del colibrí, aquel que con su fuerza consume su dulzura y que lo hace buscar más almíbar, generó todo un movimiento necesario para estar hoy a 3550 metros de altura escribiendo para quienes sienten que el 2012 no acabará nada más que la torpeza de creer en profecías.

Hay una frase hermosa que dice que el futuro es posible si lo inventamos. Hoy tomando aquellas palabras quiero pensar que cada uno de nosotros utilizará sus cualidades de mago para llenar de color el mundo, las calles, las sonrisas de los niños, de los que vienen y de los que partirán. Es tiempo de iluminar faroles, abrir ventanas, lanzar las llaves que cierran y bailar con locura, porque esto no acaba.

La vida me muestra por estos días que no hay mayor justificación y causa del vivir que entregar un poco de tiempo a quienes necesitan del tuyo para sentir esperanza. Cuántas veces  has sentido que ella se fue con otro…con algún optimista. Ahora, en este preciso instante, comparto con alegría junto a la comunidad de los “mochila liviana”, aquellos que dejaron familias, amores, casas y comidas domingueras, solo para expandir el espíritu que otros esperaban con brazos amplios.

Algunas veces pensé que la locura de partir y dejarlo todo era justamente eso. Hoy sé que esta locura es compartida por muchos habitantes del mundo que buscaron un espacio para ser ellos mismos y de una vez por todas vivir con pasión la vida.

Con todo lo observado y vivido estos meses, tengo la certeza de que el año 2012 es un gran comienzo para precisar las acciones y darle movimiento a lo inanimado, a romper los silencios de las mujeres arrastradas por maridos alcohólicos, a proliferar el ciclo de las flores con solo dejar caer gotas de agua y así dar paso al compromiso.

Siento que es la hora…la hora y el año para lanzarse a aquello que hemos postergado, a mirar el mundo desde lo alto y transformarlo desde la cercanía, a apagar los noticieros de las 21 horas y salir a repartir buenas palabras, a llenar las avenidas de miradas intensas de vida y embriagarnos de posibilidades. Si eso es el acabo  de “mundo”, creo que era tiempo de un 2012, dándole fin a nuestra forma limitada y dar paso a la creación de un respirar en abundancia.

Bienvenido 2012!

*Dedicado a Salinas de Bolívar, Ecuador.

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