30 noviembre 2015

Runners: Corremos porque estamos ¡locos!


4.45 am, suena la alarma del teléfono, es domingo 29 de noviembre y en unas dos horas más
comenzará la 21k, la media maratón de Quito 2015. El escenario: 2800 metros de altitud, 5 mil
corredores, 16° y la energía puesta en el desafío, en mi caso, mis primeros 10k.

Hace unos cinco meses atrás conversando con un amigo, mientras disfrutábamos de la reserva del
Pululahua y de un profundo diálogo sobre la espiritualidad, me comenta que corre, “cómo así” le digo,
¡así es, corro! Lo sorprendente fue su razón, hecho que me motivó  a correr. 

Ponerse las zapatillas es fácil, tomar agua y comprarse una camiseta con tecnología para sudar 
menos también, pero decidir con determinación levantarse a las 5.00 am para correr por las calles de 
Quito,no es un acto de locura (aunque lo estés pensando) sino de voluntad. 

Mi primer entrenamiento fue en una madrugada quiteña, estaba oscuro, mientras unos tímidos 
pajaritos comenzaban a despertar. Me pareció fascinante ver el amanecer al ritmo de “Animals” de 
Maroon 5,en medio de un corazón agitado y de una respiración indómita. La altitud y la falta de 
oxígeno hacían exigida la faena, mientras descubría mis piernas, mis brazos y la mente que no paraba 
de decirme incesantemente “no puedes”. 

Esa primera vez duró 15 minutos. Lo interesante de la vivencia vino después, cuando experimenté 
la trasmutación de la energía producto del correr y de paso, la razón espiritual de mi amigo. 
Me sentía potenciada al máximo, reciclada, con la mente despejada y las ganas de tragarme 
el día. Estaba completamente ¡despierta! 

Los entrenamientos se hicieron sistemáticos y de 2, pase a 3.5, a 6 y hasta 8 kilómetros, sin saber si
podría lograr los #10k. 

Me sorprendía saber que podía resistir, aunque sintiera dolor.

Mientras corres es extraordinario descubrir por medio de la auto-observación el funcionamiento de la
mente y de la “otra voz” (ego) y poder diferenciarlas, o de enfocar la mente hasta que surja ese estado
de locura que no es más que lucidez. 

Cuando esa mañana del 29 de noviembre se realizó la cuenta regresiva en la Plaza de Toros de Quito,
#Ecuador, más de cinco mil personas salieron hambrientas por los 21 y 10k, tiñendo el ambiente 
de una contagiosa inyección de adrenalina que hizo pulsar pies, corazones y el espíritu. 

Mientras corría y corría, portando la gorra de la #RENAREC, pasó la vida por mi mente, desde las
pérdidas más difíciles de aceptar, desde los miedos más solapados y bulliciosos, hasta soltar la rabia
por tanta injusticia, marginación y olvido. Muchas emociones brotaron mientras daba cada paso, 
pensé en mi familia, en la lejanía, en mi abuelo que se apaga y en mi madre a quien deseo homenajear
con este acto silencioso. Solté presiones y frustraciones provocadas por la rutina, por los proyectos 
que no consiguen fecundarse y por los que resultan “intensos” al punto del hostigamiento.

Durante una prueba de resistencia, como fueron esos 10 kilómetros, descubres cómo enfrentas
realmente la vida, incluso puedes observar que alguien te supera por ser más veloz sin que te importe
y/o puedes decirte a ti mismo “vamos corre, respira profundo, cálmate, baja el ritmo o súbelo, 
pero no te DETENGAS”. 

En medio del sudor y de la inercia del movimiento, vi por fin la meta a unos 300 metros, 
sintiendo una sensación explosiva de alegría, de logro, de haber dominado a la fiera interior y 
a la “otra voz”. 

Iván Vallejo, el montañista ecuatoriano que ascendió las 14 ochomiles sin oxígeno suplementario,
me dijo que no importa lo que las personas digan o piensen sobre lo que haces, pues “que hagas tu 
mejor esfuerzo eso es lo que cuenta. Eso es lo que TÚ llevas contigo”. 

Ciertamente cuando crucé la meta algo se trasformó en mi interior, entregándome libertad y capacidad,
suceso que no es posible conocer hasta que te pones a prueba en todo el sentido de la palabra. 

En conclusión no corremos por el hecho de estar locos (aunque el diagnóstico lo confirme) sino por el 
mero acto de rozar con la consciencia la maravilla de estar vivos. @aleteacolibri

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