03 octubre 2013

El colibrí maestro


(Dedicado a mi abuelita, la hermosa)
Hay una certeza desde que nacemos: la muerte. En el caso del colibrí, este no muere una vez sino todas las veces que sean necesarias para volver a renacer y volar por los Andes de nuestra Sudamérica, libre, bello y fortalecido de colores.

La pequeña muerte y el renacer del colibrí es más que una metáfora. El pasar de un estado a otro, de una dimensión a otra, confirma que los multiversos existen para ser habitados por nosotros en el estado que sea.

Quizás a través de las propias creencias uno pueda convencerse hacia donde vamos cuando dejamos esta dimensión, esta cara de la vida, pero lograr el desapego de lo que se ama es otra historia. El desafío es juntar el mundo del amor y del desapego, para el bien de los que desean partir y ascender.

Hoy sin palabras ni poesía me encuentro frente a dicha posibilidad de alguien que amo.Esta circunstancia cercana y concreta me dice en la cara que nada sé sobre el desapego ni menos del amor verdadero, aquel que permite a los colibríes ser libres.

Este es el caso de mi abuela, aunque su identidad verdadera sea la de un “colibrí maestro”, se preguntarán por qué. Un colibrí maestro está lleno de libertad para si y para otros, sus acciones están impregnadas de coherencia y amor, pero por sobre todas las cosas, su vida está diseñada para dejar en otros un aprendizaje sobre el verdadero vivir, aquel que sumerge lo inservible para posicionar en las alturas lo primordial.

Y pienso qué es lo primordial…mmm…qué es lo primordial. Asombro y perplejidad. Lo primordial está en aceptar el proceso de la vida y con ello, unir fuerzas para que nuestro colibrí maestro comience el vuelo transcendental. 

En voz bajita y con el corazón apretado te susurro al oído que “si deseas ascender y encontrarte con Dios, hazlo, porque nosotros en esta dimensión estaremos bien y felices de saber que eres libre”.

Dicen que con la voz creamos realidades, que las propias palabras abren la posibilidad de que las cosas sucedan. Por lo tanto lanzaremos estas palabras al mar para que puedan llegar a tu orilla y así las puedas leer.

"Quiero que sepas que te amo profundamente y por infinitas razones, que sepas que contigo descubrí 'qué se ama cuando se ama'". Por lo tanto esta emoción al igual que las partículas, viven siempre con y entre nosotros. Es más, en estos instantes las propias partículas crean una danza que logra formar un canal para que el amor viaje hacia ti.

Descubro que eres un ser de luz disfrazado de abuela, madre, hija y mujer. Que la misión está cumplida y que por el mismo hecho te esperan con los brazos abiertos. Sin duda podemos llorar, podemos decir por qué o dar gracias por tener el privilegio de compartir con un ser sabio, sin ego y de grandes alas.

Abuela querida, mi colibrí maestro, de mi parte solo un profundo gracias. Sé que estás aquí como quien logra tiempo extra para que podamos prepararnos para ese momento en que vueles por los Andes y más allá. Contigo uno aprende que el azar no es tal y que la vida está llena de detalles donde lo simple lo llena todo. Mi viejita amada me alegra saber que lo nuestro es para siempre y se llama amor.


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