30 diciembre 2012

Dios no vive sólo en las alturas


“El perdón es la fragancia que derrama la violeta en el talón que la aplastó.”(Mark Twain)

 

(Uno escribe y escribe desde lo que cree, desde el yo. Reflexionando sobre ello surgió una maravillosa verdad y es que para poder decir lo que hay que decir o escribir el mensaje que otros deben recibir, es necesario abandonarse en caída libre hasta llegar a ese fluir que todo lo crea,  es entregar los dedos que teclean y aceptar que esto no me pertenece al igual que las ideas, que no “soy yo” sino más bien la energía creativa que va como un gran mosaico calzando piezas, creando vida, expandiendo el universo hacia un espacio infinito.)

¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Cierren los ojos ahora y sientan ese canal de luz que nos comunica con el inicio de todo hasta hoy, hagan el recorrido desde la primera partícula hasta todo lo que vibra en este instante. Véanse en todos sus formatos, cuando eran solo oxígeno o un breve átomo de carbono, cuando eran parte de un asteroide, cuando estuvieron en medio del silencioso universo suspendidos como un diminuto átomo de hidrógeno.

Reconocemos tan poco de nuestra naturaleza, de este acto creativo en múltiples direcciones que hoy nos tiene aquí respirando, con ojos que ven, con emociones y sentidos que nos sitúan en un tiempo/espacio que nos hace sentir “reales”. Lo cierto es que estamos en medio de la nada y somos nada…nada…nada…nada ¿lo puedes imaginar?...¿cuesta? Hagamos el ejercicio e imaginemos que somos nada, solo una danza de diminutas burbujas dentro de un espacio vacío sin límites, piensa ¿qué hay entre un punto y otro, qué hay?

Caminar en la dirección que lo hacemos es una manifestación clara de cómo se comporta la fuente creativa que nos crea una y otra vez, es una concatenación de acciones, de eventos sutiles que van sucediendo a velocidades incalculables que obtiene como resultado este presente.

Somos infinitos, hoy te llamas Juan o Elisa, hoy eres un perro, un árbol, una brisa de viento, estamos en todas partes, porque no hay partes, somos un todo. Imaginemos nuevamente ese flujo de luz creándolo todo y luego pregúntale al universo ¿dónde estabas antes de ser un humano?

Dividimos las partes de un pastel y luego el trozo que comeremos a qué sabe…¿a pastel? Luego si provenimos de una fuente creativa, de esa manifestación expansiva en todas las direcciones, ¿qué somos nosotros entonces?

Si un pájaro derrocha belleza al punto de la contemplación y una pulga brinca más de X veces su peso, no será entonces una breve forma de comunicarnos la perfección que existe en todo lo que esta manifestación creativa va generando a su paso, de carácter omnipresente.

Por qué pensamos que las carencias es nuestro devenir más real. Dicen sabiamente que cuando nuestra mirada cambia, eso que miramos también cambia. Quizás agregar que es necesario mirar, pues donde mires hay creatividad, hay algo fluyendo, surgiendo de la nada, surgiendo de una fuerza organizadora que no tiene explicación humana.

¿Tenemos conciencia que habitamos un universo? Allá afuera hay una oscuridad inmensa llena de estrellas, de astros, de movimientos, de vida, donde el tiempo parece pequeño, todo afuera se organiza, todo gira y gira con la misma perfección que tus átomos que integran la parte más diminuta de tu corazón que late y late.

El universo, una inmensidad silenciosa y abrumadora, es la manifestación máxima del fluir creativo, es la vida en toda su manifestación, es el gran hábitat multidimensional donde estamos todos, nada falta aquí, nadie falta acá. Hoy somos una mezcla de carbono, de oxígeno y mañana en que versión estaremos en el universo, bajo qué estado, quién dijo que los muertos lo estaban.

Si somos un todo, lo que afuera parece organizado a la perfección, es adentro también, porque en realidad no existe un adentro y afuera, una dimensión con límites como la hemos conocido a niveles humano. Por alguna razón llegamos hasta un punto límite en el acto de conocer.

Dios está en todas partes. Tú estás en todas partes, mientras los átomos habitan distintas formas vivas en todas (no)partes. Todo como un gran engranaje se transforma incansablemente y es así como los límites que conocemos se derrumban en nuestra mente y todo en estado de ebullición respira en este gran hábitat, es maravilloso ¿lo puedes ver?, ¿puedes verte en este invento de todos los tiempos?, es una genialidad luminosa, grande, amplia, que invita al silencio, a la contemplación, a la vida.

Creemos vida entonces, hagámonos un favor en este breve pasar humano, es ahora, es a h o r a…

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