19 julio 2013

La misión de Senna, ser un piloto


Hay tanta belleza en el mundo, hay tantas razones por las cuales vivir y desear vivir.

Ayrton Senna, fue uno de los pilotos de Fórmula 1 más brillantes de la historia y un hombre que tenía total claridad sobre lo que debía hacer en la vida. Murió en 1994 producto de una curva mal tomada, colisionó y el golpe fue tal en su cabeza que la muerte cerebral fue súbita y la espiración que abandonara su cuerpo, como señalara su doctor, pareció liberar su espíritu en la propia pista de carrera.

Su historia además de ser brutal, es humana al punto de estremecer, es más, desde ella surgen preguntas y reflexiones profundas sobre el acto metafórico y literal de caminar o correr. Él tenía una idea fija en su cabeza, se comunicaba con Dios, lo sentía y sin vergüenza lo expresaba. Dejó todo atrás por hacerse piloto, siendo latino, siendo joven,estaba convencido de que era ese su destino.

¿Quién instala y fija las ideas en nuestra cabeza?, ¿de dónde vienen?

Experimentar una fijación en sus inicios inexplicable. Algo surge en la imaginación, es una visión, es la antesala de algo por suceder, de algo que puedes hacer o te sientes capaz de hacer. Se inicia con un estado de ensoñación, de irrealidad. Desde allí surgen fuerzas que parecen propias, pero siento decir que no lo son. Es un contacto con algo que deja fluir en ti esa posibilidad de hacer y de crear cosas que ni tu mismo conoces.

Senna expresaba tener miedo. Y lo cierto es que el miedo nos recuerda que somos perecederos, sólo de carne y hueso, un flujo de partículas en movimiento que puede cambiar de estado en un breve segundo. Lo interesante e ineludible es que el temor nos invita a vencerlo, porque de no hacerlo la misión se hace imposible.

El brillante piloto brasileño sabía que esa era su misión ¿Cómo lo supo? nadie se lo dijo, solo sintió el impulso brutal de hacerlo. En ese hacer qué encontraba, quizás hallaba sentido, fusión con el todo, felicidad y explicación de su existencia, podía sentir a Dios y no por antojo, sino porque en el temor reconoce que él no es capaz de hacer todo lo que lo lleva a ser el mejor piloto, sino que hay algo más en el camino que lo ayuda.

Uno podría pensar en qué medida influye la misión de Senna a otros, si no era un hombre entregado al ser humano directamente o alguien que viviera en la pobreza para sentir como otros. Sin embargo, dicha fijación o idea de correr a toda velocidad proveyó de autoestima a todo un país en tiempos de depresiones, generó comunión y luego de muerto,  millones de niños se beneficiaron gracias a una organización que surge desde su hacer.

Esto explica que no importa cuál sea ese impulso brutal que sientes que conduce todos tus días, porque de seguro en ese impulso hay una genuina intención de proveerte de lo necesario para que en tu accionar ayudes a mejorar el mundo. Desde algún lugar de manera “mágica” te proveen de energía, de ideas, de creatividad, de personas, de gusto y talentos que tampoco encuentran explicación.

Y es aquí donde no se puede desconocer la perfección de las miles y miles de misiones que ahora están en movimiento y como una red construyen espacios de mejora y de esperanza. Porque las personas de este mundo tienen hambre de esperanza, de volver a creer que todo va estar mejor, qué es posible.

Comiencen observando que eso de abrir los ojos por la mañana es un milagro, que al reconocer nuestra fragilidad como una constante instala una segunda idea o fijación, la de agradecer por este corazón que puede latir, por estos oídos que escuchan los libres pájaros y por nuestra mente que se puede expandir sin límites al igual que al amar.

Creer en esa idea sin cuestionamientos le permite a la misma realizarse. No por nada surge la vida humana y habita un breve tiempo este planeta. Y no es que este proceso se resuma en una pasión o estado de sin razón, sino más bien en una visión o claridad que surge de la nada y que es sano aceptar, porque tampoco puedes esquivarla aunque lo desees, pues es un regalo que puedes compartir y multiplicar.

Senna lo hizo, él escucho, él se dejó guiar y no por sus propias fuerzas, sino por la voz de Dios como lo expresó, para otros será del universo, de la creación que parece susurrarnos su inagotable fuerza, en fin. Ayrton no dudó ni se resistió, dejó que en él fluyera la misión, donde además lograba sentirse “completo” y vivo.

(Al parecer no solo vino a ser piloto de carrera)

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