25 enero 2015

Ceguera, Dios y el TODO

¿Qué es el silencio? ¿Dónde se encuentra? ¿Existe algo que no se mueva? ¿Conoces lo más pequeño entre lo pequeño o la más gran dentro de la inmensidad?

El valor de la pregunta se encuentra en quien se inquieta por lo que le sucede dentro y le rodea. Cuando entras en estado de conexión, en todas las direcciones, comienzas a tener la leve o brutal intuición que todo parece estar interconectado. “Justo pensaba en ti y me llamaste”, “vi un paisaje y me acordé de ti”, “estaba pensando algo…mmm yo también”, “te quiero…lo puedo sentir a pesar de la distancia”.

Existe un flujo en esa interconexión. Damos-recibimos, sonreímos y nos sonríen, amamos y nos aman, ofrecemos lealtad obtenemos fidelidad, somos paz y el mundo parece entrar en ese optimista devenir. Cuando cambias la forma de mirar las cosas que miras cambian, no solo por el cambio sino porque afectamos aquello que miramos.

Mientras el flujo ocurre, estando en cualquier dimensión de este todo, se puede llegar a la conclusión (momentánea)  que no es la materia sino la energía lo que habita y forma este todo. En cada mínima cosa habita la energía, ya sea en las flores, en los pétalos, en los pistilos, en un pensamiento, en una emoción, una comida, una imagen, palabra, canción, película, ropa, color, etc. La energía que es positiva, manifestada en todos los formatos visibles y no percibidos por el ojo,  permite un estado de bienestar que transforma nuestra manera de vivir. Por ejemplo, surge la amabilidad, el entendimiento, la aceptación,  el amor profundo por la humanidad y por cada persona, por quienes se muestran distantes y por quienes nos hacen bien. De manera abrupta brotan emociones muy profundas, ya que más allá de las creencias, comienzas a ser consciente de dicha conexión y del poder que en ella habita.

La vida y la muerte terrenal son una ilusión. Tras la partida de este espacio de tiempo de mi abuela –por cumplir un año-, experimenté el dolor más grande de mi vida, quería morirme e ir tras de ella, actos ciegos del dolor. Luego, el dolor dio como producto actos luminosos, pude comenzar una búsqueda, observación y reflexión sobre la VIDA, más allá de su manifestación humana ¿Qué encontré? Libros, mensajes, naturaleza, acciones, películas, canciones, cielo, estrellas, personas, viajes, árboles, agua, ojos grandes, abrazos, sonidos, sonrisas, aromas, colores, luz, viento, texturas, labor, espiritualidad, carne, sexo, coincidencias, inspiración, en resumen, conexión con el todo.

Al conectar con la fuente, con aquel punto que no responde a lo lineal, al principio y fin humano, comprendes que existe una armonía que hace que todo fluya y se movilice coincidiendo a tal nivel que comienzas a pensar: “esto es la perfección”. Desde ese campo sutil un día pude ver a Dios, no el de la religión X, sino aquel que surge desde un despertar que te permite ver ese flujo, ese movimiento y acción que provoca la VIDA.

Dicha energía/vida es lo que permite que alguien esté ahora y al segundo siguiente ya no lo esté ¿A dónde se va ese ser y la energía? ¿De dónde proviene todo aquello que le permitía la vida en la tierra? Y luego te preguntas ¿qué hay más allá del cuerpo físico?

¿Puedes ver los rayos X, el oxígeno, la electricidad, el AMOR? Quizás no, sin embargo aquello no invalida su existencia.

Estamos llenos de vida, de esa trama en ebullición. Todo se crea a cada instante. La naturaleza de tanto decirlo, ya parece no ser vista ni escuchada. Lo común no significa normalidad. Lo extraordinario nos llena de esperanza e inspiración. La motivación entrega significado y sentido. El amor en su estado permanente provoca hechos que llamemos milagros.

El poder que ofrece la conexión indica que la fuerza que volcamos como humanos sobre las cosas es sólo el desconocimiento de la potencia que reside en la fuente que todo lo crea. Allí –en la fuente-no hay escasez, sino en la mente.

Hay vidas humanas extraordinarias que nos trasmiten dicho mensaje, Gandhi, Mandela, Jesús, Buda, el vecino que necesita ayuda, Stephen Hawking, la Madre Teresa, Ayrton Senna, Antonio Polo, etc. No fue lo que dijeron, ni sus acciones lo que los hizo o hace “rompe límites o fronteras”, sino en lo que se convirtieron y decidieron ser desde el devenir de su vida.

Dios, el amor, el TODO, la vida ¿existe alguna diferencia?

Al viajar hacia el interior puedes iniciar ese amanecer que te asegura llenar aquel vacío que has sentido durante toda tu breve existencia en la tierra. Eso es lo único seguro –hasta este momento-.

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